06 feb 2018 – 12:00 AM

TEMAS: Holocaustohistoria

Tergiversación de la historia

Hace unos días, cuando se conmemoraba el Día Internacional del Holocausto, dedicado a recordar a las incontables víctimas de genocidio en los últimos tiempos, el Parlamento polaco decide promulgar unas controversiales leyes. Estas consisten en penalizar, hasta con tres años de prisión, a los que llamen a los campos de concentración, localizados en territorio polaco durante la Segunda Guerra Mundial, como campos de exterminio polaco. Pero las ordenanzas van más lejos. En lo que muchos historiadores califican como una grave negación de la historia, el Parlamento polaco también pretende castigar a los que hablen de cualquier complicidad del ciudadano polaco en el masivo exterminio de judíos durante el Holocausto. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la población judía en Polonia sumaba mas de 3 millones. La gran mayoría fue asesinada.

El Parlamento polaco tiene cierta razón en objetar el calificativo de campos de concentración polacos. Polonia fue repartida y después totalmente invadida por el Ejercito alemán. Muchos investigadores han alegado que los alemanes establecieron estos campos en territorio polaco por lo que percibían como un suelo fértil de virulento antisemitismo. Según la historiadora Havi Dreifuss, profesora de historia judía en la Universidad de Tel Aviv, y experta en las investigaciones del Holocausto en Polonia, este no era el caso. Fueron ubicados allí por razones principalmente logísticas, al contar con una inmensa población hebrea y de estar localizadas en la parte este de Polonia, la que los nazis codiciaban como territorio alemán. Pero en calificarlo todo como en blanco y negro, según la historiadora, es donde esta el error. Polonia dio al mundo la mayor cantidad de justos entre las naciones, honor que Israel confiere a los que, arriesgando heroicamente su vida y la de sus familias, ayudaron, escondieron y salvaron víctimas judías. Pero esta fue la excepción mas que la regla. Los que socorrían tenían que esconder sus actividades tanto de los alemanes como de sus vecinos polacos, que los delataban. De los aproximadamente 250 mil judíos que buscaron refugio entre la población polaca, menos del 10% se salvaron. En el distrito de Lomza fueron masacrados. Jan Gross, escritor polaco-norteamericano, describe en su comentado libro Vecinos, cómo los habitantes de una población llamada Jedwabne, concentraron a sus mil 600 hombres, mujeres y niños judíos, a los que masacraron y luego quemaron.. incluso después del Holocausto, los pocos sobrevivientes que retornaron a la región de Kielce fueron asesinados.

Estos acontecimientos se vieron reflejados en los escritos de los autores judíos de la época. Hasta la mitad de 1942 se referían a sus conciudadanos polacos con gran estimación y afecto. Este sentimiento cambio radicalmente con lo que vino despues…

Como establece el primer ministro polaco, Auschwitz no es una palabra polaca. Arbeit Macht Frei no es una frase polaca. Pero eso no faculta a borrar y reescribir la historia de lo que realmente aconteció. Y como dice la profesora Dreifuss, lo que estas nuevas leyes preconizan es un ambiente de miedo, miedo para los investigadores serios, para los pocos testigos que todavía quedan, y sobre todo para los alumnus que puedan derivar alguna enseñanza.

Al final, es como pregunta Mohammad Alissa, miembro de la Liga Musulmana Mundial: ¿Quién con una mente sana aceptaría, simpatizaría o disminuiría este crimen brutal?

EZRA HOMSANY

El autor es empresario