11 may 2018 – 12:00 AM
TEMAS: MEF (Ministerio de Economía y Finanzas)crecimiento económico
Se habla de un crecimiento económico de 5.4%, pero ¿cuál crecimiento? Según las cifras proporcionadas por diversos organismos, el crecimiento económico de nuestro país supera con creces al de otros países y se coloca a la vanguardia de América Latina. Pero hay un problema con estas cifras. Según la fórmula aplicada y explicada por el Ministerio de Economía y Finanzas, se suma el crecimiento, o en tal caso el decrecimiento, de las múltiples actividades comerciales del país, y de allí se obtiene un promedio. Es cierto que con la inversión en los megaproyectos, las actividades del Canal y los puertos, las telecomunicaciones, etc., se puede percibir tal aumento, pero este no refleja, o esconde, lo que se observa en múltiples actividades económicas. Y es que el mentado boom económico, por su naturaleza, no ofrece mucha mano de obra, y concentra la expansión de la riqueza en pocas manos. Ya lo publica la Oxfam, el 82% de la riqueza mundial es acaparado por el 1% de la población.
Como ejemplo, hablemos del comercio al por mayor y menor. Según cifras de la Contraloría, este aumentó un 3% en 2017, descendiendo del 4.5% de 2016. Pero en conversaciones con distintos miembros de este sector, la disminución es mucho más amplia. Se habla de continuas pérdidas, cierre de sucursales y reducción de planillas. A esto , el Gobierno acepta que el desempleo total anda por el 6.1%. O sea, que ha aumentado solo un 2% en los últimos 3 años. Para tratar de ser justos, hay que tomar en consideración factores macroeconómicos. Las monedas latinoamericanas han perdido valor frente al dólar, la crisis venezolana, la sobreoferta en hoteles, casinos, el constante cierre de compañías en la Zona Libre de Colón, etc.; todas estas son circunstancias casi fuera del control gubernamental.
Pero este mismo gobierno no escapa de ser un actor pasivo.
En declaraciones suministradas por el viceministro de Economía, Gustavo Valderrama, la semana pasada, este atribuye el decrecimiento económico “al dinero ilegal que alimentaba la economía del país”. Alega que es el resultado del “saneamiento de la economía”. Por supuesto, las coimas de Odebrecht, etc. se quedaban para ayudar al comercio local y de ninguna manera servían para engrosar las múltiples cuentas cifradas en Andorra, Suiza o las islas Caimán. En esa entrevista que ofreciera al diario La Estrella de Panamá, el viceministro no habla del descontento popular a lo que se percibe como una pasividad gubernamental, no se incentive el turismo, no se pague a tiempo a los proveedores de pasadas licitaciones. El gobierno de Varela no es el único factor de la economía, pero sí el más llamado a proveer un ambiente de positivismo y dinamismo, no de paranoia y cinismo.
Soy el primero en calificar las pretensiones de aumento de salario de los miembros de la Suntracs como atrevidas y quiméricas. Pero si usted es un obrero que lucha por mantener a su familia, y oye o lee, día a día, sobre coimas multimillonarias o partidas astronómicas a la Asamblea Legislativa, hay posibilidades de que se sienta como el último invitado a la gran fiesta.
El gobierno de Juan Carlos Varela se vanagloria de mantener un crecimiento por encima del 5%, pero habrá gastado más de $5 billones para lograrlo. Afirma que solamente en 2017, la inversión extranjera supera los $5 billones. El pago de la deuda neta con relación al PIB está por el 35%, cantidad aceptable. El déficit del Gobierno se sitúa en el 1%. Cifras en absoluto buenas, pero que no reflejan el descontento de la población.
EZRA HOMSANY
El autor es empresario