12 abr 2020 – 12:00 AM
TEMAS: Opinión
Vivo atrás de la Avenida Balboa. Cuando en las noches no acostumbro escuchar el persistente barullo de buseros, peatones y taxistas buscando clientes, recuerdo algo que leí sobre el sitio de Leningrado durante la invasión alemana a la Unión Soviética.
Este se prolongó hasta casi 900 días(qué es el encierro voluntario-involuntario de todos nosotros sino una gota comparado a ese océano de desesperación), un periodista describía la altiva ciudad como un cuerpo casi inerte, cuyas únicas pulsaciones la proponían las emisoras de radio tocando música clásica… Quienes están suscritos a Netflix, si están de humor, pueden ver la película Outbreak, que empieza con esta frase enunciada por Joshua Lederberg, premio Nobel, que dice: “La mayor amenaza al contínuo dominio del hombre en el planeta es el virus”.
El escritor ingles Daniel Defoe, célebre por su Robinson Crusoe, escribio un célebre diario llamado Un Jornal del Año de la Plaga, que azotó a Londres en 1665. Publicado en 1722 y basado en las memorias de su tío Henry. Defoe describe los estragos de lo que presumiblemente fue la peste bubónica, barrio por barrio, y muerte por muerte. En ese entonces también ponían la población en cuarentena por un mes, tanto al hombre como su habitación. En Busca de un Tiempo Perdido, parafraseando a Proust, me he tomado la libertad de sacar unas conclusiones, que tal vez muchas sean erradas, pero son solo mías.
1-El Covid-19 es un virus social. ¿No fue Aristóteles el que dijo que el hombre es un “animal político”? Hace estragos porque vivimos amontonados en ciudades; si la mayoría habitara en villorrios distantes, el virus tendría mucha mas distancia para propagarse.
2-Durante las Guerras Púnicas, el comediógrafo latino Plauto(254-184 A.C), enuncio sobre ellas: “homo homini lupus est”, que traducido al español dice que el hombre es el lobo del hombre. Lo hemos visto en el acaparamiento de materiales de limpieza y tal vez salud, por los primeros en llegar, sin pensar en el detrimento que le causan a otros ciudadanos también necesitados. Este argumento lo utilizó también Hobbes, filosofo inglés del siglo XVII en su Leviatan, en el que describe el egoísmo humano como su principal motor en la lucha por la supervivencia. Parte de esto lo podemos contrarrestar con los actos de solidaridad y altruismo, por el personal del Minsa y ciudadanos anónimos, que han ofrecido su ayuda desinteresada en estos tiempos de crisis.
3-En el plano económico, esta pandemia hace explotar todas las burbujas financieras que se han formado en las últimas décadas. Una pintura de la que ni siquiera existe la seguridad que fuera creada por Da Vinci se vendió en 450 millones de dólares, esculturas en 100 millones, así como las accionarias, inmobiliarias, consumistas, etc., etc., Me gusta lo que escribió un periodista, recordando una frase de Hemingway: “es como irse a la bancarrota….gradualmente primero y después de repente”. Stephen Isaacs, financista, agrega que “los mercados financieros están enfrentando la peor crisis desde 1929. Los accionistas están sobre apalancados y las acciones sobre compradas.” Si algo tiene el Covid-19, es que es el gran equalizador, lo mismo el pobre que el rico, el ignorante que el PhD.
4-Pienso que el mundo que dejamos cuando comenzó la pandemia, no será del todo el mismo al que arribaremos después de ella. Será un “Bravo Nuevo Mundo”. Un ejemplo: el poder del Estado sobre sus ciudadanos ha aumentado exponencialmente. En sociedades como China e Israel, a través de los celulares y las computadoras, el gobierno puede rastrear la localización del ciudadano, medir su temperatura, examinar los chats. ¿Es esto lo que queremos? Al integrar nuestras sociedades políticas sacrificamos algo de nuestra libertad individual, para formar parte de una más solidaria y, supuestamente, para el bien común. ¿Renunciarán voluntariamente los Estados al poder ampliado? Esta por verse.
5-En nuestra cuarentena, el tiempo se ha vuelto lineal, no vertical. Casi no hay un principio y un final… Los días suceden a las noches con una monotonía repetida, y para muchos como yo, agobiantemente aburrida.
6-Sin embargo, casi siempre dentro de todo lo malo, se puede succionar algo bueno. Esta pandemia nos ha hecho regresar a lo que deberían ser nuestros mas preciosos valores: la salud de nuestras familias y no una mera cuenta bancaria, el compartir más tiempo con nuestros seres queridos y a la vez, poder reexaminar y replantear otros objetivos en nuestras vidas.
Cuando en 1933 Franklin Delano Roosevelt asumiera la presidencia de Estados Unidos, un país agobiado por la Gran Depresión, un desempleo de mas de 25%, etc., este nos recordó : “a lo único que hay que temer es al miedo mismo”. Pienso que el gobierno en turno debe buscar un balance justo entre proteger a la población, y a la vez no sumirla en un pánico innecesario. El virus es altamente contagioso, pero mucho menos mortal. Pese a todo, mañana volverá a salir el sol.
EZRA HOMSANY
El autor es empresario