¿Qué hay en un nombre?

Ezra Homsany

25 abr 2021 – 12:00 AM

El dramaturgo Shakespeare hizo la misma pregunta. A veces, nada menos que mucho. En una labor investigativa, La Prensa reportó que la Caja de Ahorros, pese a la persistente objeción de sus oficiales de cumplimiento, aceptó una transferencia de casi $7 millones al abrir una cuenta al expresidente Martinelli. Este monto provenía supuestamente de la venta de su mansión en Coral Gables. La cantidad, en enero de este año, se distribuyó entre 4 fundaciones. Confieso que ya nada me sorprende de nuestros funcionarios, pero lo que llamo mi atención es el nombre de una de ellas: Karinhall. Para los que no lo saben, así tituló Herman Goering a su casa de campo en el bosque de Schorfheide. El nombre obedece a su primera esposa, la sueca Carin(1888-1931), cuyos restos fueron depositados allí, en un mausoleo. Goering fue uno de los primeros integrantes del Partido Nazi, creador de la funesta Gestapo y convertido por Hitler en el segundo hombre mas poderoso del régimen, al que le otorgo el nombre de Reichmarschall. En 1938, Hitler lo nombró su sucesor inmediato y representante ante las instituciones del Tercer Reich. En la Segunda Guerra Mundial, Goering se destacó por el saqueo indiscriminado de valiosas obras de arte de museos y colecciones privadas en los países conquistados por los nazis. Karinhall fue el lugar donde se depositaron muchas de ellas. Es por ello que al verse perdida la guerra, Goering ordenara a su fuerza aérea, la Luftwaffe, en abril de 1945, que la arrasara hasta sus cimientos.

Lo que no dejo de preguntarme es cómo se llegó a ese nombre para titular una de las fundaciones de Martinelli. ¿Sus abogados desconocían la historia y, por tanto, ese desliz fue producto de la ignorancia?. Porque de todas las posibles denominaciones, podemos afirmar que este no se trata de un apelativo común.

Esto me recuerda una frase que el primer ministro británico en su tiempo, Stanley Baldwin, le dedicó a Churchill. Describe Baldwin que cuando Churchill nació, las hadas madrinas descendieron a su cuna con regalos: imaginación, elocuencia y habilidades. Una de ellas protestó, porque “ninguna persona tiene derecho a tantos regalos”. Lo levantó, estremeció y condenó a que se le negara juicio y sabiduría. Esto me trae a la mente Panamá. Hemos sido bendecidos con una privilegiada posición geográfica, libre de desastres naturales, con un pueblo alegre, acogedor y emprendedor. Nuestro infortunio han sido los malos gobernantes. Como ejemplo ahora leemos que las autoridades se niegan a dar un informe pormenorizado de los gastos en pandemia, al que tenemos pleno derecho.

¿Qué hay en un nombre? Admiración, respeto y, a veces, desprecio.