En una columna pasada, escribí sobre los retos a la hegemonía del liberalismo económico que se podía proyectar en los países que desplegaban este sistema económico, producto de la desigualdad en los ingresos, el descontento social, la continua falla en los servicios públicos y de salud, etc. Las tormentas de la frustración ciudadana en varios países de la región no tardaron en golpear.

En Ecuador, obedeciendo a medidas impuestas por el FMI, se redujo el subsidio a la gasolina, se declaró un aumento a los impuestos que pagan las empresas, la retirada de un día de salario, y la reducción a 15 días de vacaciones a los trabajadores de las empresas públicas. Solo pasaron unos días para que el presidente Lenín Moreno, producto de la revuelta popular por la que tuvo, incluso, que trasladarse a Guayaquil, desde Quito, impuso un decreto de estado de excepción. Las organizaciones sindicales, la oposición y los colectivos indígenas y universitarios los obligaron a rescindir las medidas antes tomadas.

Pero en ningún lugar fue más doloroso que observar la explosión social que sucedió en Chile. Proyectado como el milagro económico a seguir para los distintos países de Latinoamerica, producto de la doctrina económica liberal implantada por los “Chicago boys” (Milton Friedman, entre otros) de Pinochet desde el golpe militar de 1973, Chile brillaba en el firmamento de nuestra región. Sin embargo, y poco a poco, el descontento se destilaba. La Cepal indica que en ese país, el 1% más adinerado se quedó con el 26.5% de la riqueza generada en el 2017. Según la Universidad Diego Portales, el transporte en Chile es uno de los más caros, llevándose hasta el 30% del salario de algunos sectores de la población.

El profesor de Ciencias Políticas Claudio Fuentes denuncia: “Sí hubo crecimiento de la clase media, pero esta cuenta con bajas pensiones, alto nivel de deuda y vive mucho del crédito”. Su billonario Presidente

Sebastián Piñera, siguiendo la recomendación de un panel de expertos del transporte público, subió el peaje del Metro en 30 pesos, para un total de 1.17 aproximado. Enseguida brotaron desórdenes en Santiago, Valparaíso, Concepción y otras ciudades. Los muertos rebasaron la cifra de 18. En imágenes que todos pudimos ver en internet, la multitud saqueaba y quemaba estaciones del Metro, almacenes, supermercados, etc. Pero lo curioso es que muchos no se llevaban los artículos vandalizados. Mostrando una furia descontrolada, los lanzaban a las improvisadas hogueras que ardían en las barriadas populares.

Como dato curioso, hasta 1990, el Banco Mundial ni siquiera mencionaba la palabra desigualdad. Eso sí, después identificaría a América Latina y África como las áreas más desiguales del planeta. Resulta que del 2000 al 2012, según Nora Lustig, profesora de Tulane y economista especializada en cómo reducir la desigualdad, esta se redujo. Esto fue posible por políticas sociales designadas a la transferencia de ingresos a los grupos más pobres, el aumento en el precio de las materias primas de las cuales los países eran productores, el incremento del salario mínimo. Pero en el 2012, se produce el fin del auge de las ya mencionadas materias primas, y la desigualdad retorna con venganza.

¿Cómo paliar un poco esta condición económica? Con medidas como una mayor recaudación de impuestos de los sectores más poderosos; los que están bajo la línea de pobreza no deberían pagarlos, y que destine más del presupuesto a los servicios de salud, educación y seguridad ciudadana.

Es reconfortante que este año, el Premio Nobel de Economía fue otorgado a Abhijit Banerjee, Esther Duflo (casada con Abhijit) y a Michael Kremer, todos estos estudiosos especializados en la lucha contra la pobreza; preconizando que es mejor tomar medidas prácticas que la de emprender discusiones interminables sobre teorías económicas. Descubrieron, por ejemplo, que para ayudar a los niños en su educación, es más importante la labor de tutores que el darles libros de textos gratis o alimentos. Afirman que en los gastos de salud se debe priorizar la medicina preventiva. La desigualdad existe desde el principio de la historia humana. Corresponde a cada generación el hacerla mas equitativa.

EZRA HOMSANY 01 DE NOVIEMBRE 2019