Parece irónico, pero Estados Unidos, que por más de 200 años ha sido descrito como “el faro de la Democracia” y servido de inspiración y ejemplo a las demás Naciones del orbe, va a tener su prueba más dura en las próximas elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Más dura que su Guerra Civil de 1861 a 1865. Más que durante la Depresión del 29, que los ataques a Pearl Harbor y del 11 de septiembre de 2001.
La Democracia no es un sistema perfecto de Gobierno, pero, parafraseando a Churchill, comparado a los otros es sin duda el mejor. Para que esta funcione, los ciudadanos deben confiar en la solidez y confianza de sus instituciones, pero el actual presidente Donald Trump parece dar al traste con ellas. En caso de perder, va a resultar más difícil sacarlo de la Casa Blanca que lo que fue instalarlo en ella.
En múltiples declaraciones, incluyendo el último debate presidencial con su opositor Joe Biden, ha declarado que las elecciones están amañadas en favor del candidato Demócrata; que su única forma de perder es porque estas han sido fraudulentas.
Recordando a políticos tercermundistas, ha incitado a sus partidarios a defender el voto. Una de sus mencionadas posturas es que en estas elecciones, particularmente el envío de papeletas por correo, va a aumentar de forma exponencial. Treinta y cuatro estados, más el Distrito de Columbia, permiten el voto por correo, sin que el ciudadano tenga que justificar una excusa válida al hacerlo. Como consecuencia de la pandemia, hasta el momento, se ha solicitado enviar más de 66 millones de papeletas. Muchos estados iniciarán el conteo el día de las elecciones y tienen hasta el 8 de diciembre para anunciar el ganador.
El vencedor necesita 270 de los 538 votos electorales para salir victorioso. Según Eduard Foley, politólogo de la Universidad de Ohio, se puede dar lo que el llama Big Blue Shift (el vuelco al color azul). Este término obedece a que cuando las cadenas televisivas dan sus proyecciones en el mapa, de acuerdo con los estados que integran el colegio electoral, representan la posible victoria republicana con el color rojo o la demócrata con el azul.
Foley anticipa que, basado en esto, Trump va ha declarar su victoria prematuramente, confundiendo aún más estas elecciones presidenciales, que ya están sumamente polarizadas.
Recordemos que en las elecciones de 2000, entre George Bush y Al Gore, los resultados del recuento en Florida llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia y esta, el 12 de diciembre de 2000, favoreció a Bush por menos de 600 votos. Gore, con su responsabilidad de estadista, acato el fallo.
No se podrá decir lo mismo de Trump. Durante el debate, el moderador Chris Wallace trató de arrinconar a este para que confiara en la veracidad y pulcritud del sistema electoral estadounidense…pero una y otra vez se negó.
Se anticipa una dura batalla en estados clave como Pensilvania, Wyoming y Florida. Hasta el momento, en todas las encuestas Biden supera a Trump por 7 y 8 puntos porcentuales y, según la cadena NBC y el Wall Street Journal, hasta por 14, anticipando lo que probablemente sería una ruda y cruenta batalla post electoral.
13 oct 2020 –