09 nov 2017 – 12:00 AM

TEMAS: Estados Unidos violencia ataque

Leemos en las noticias sobre el tiroteo masivo que se dio en la iglesia First Baptist Church localizada en Southerlands Spring, Texas, donde murieron 26 personas y resultaron heridas aproximadamente 20, muchas en estado crítico. Este acontecimiento ocurre cinco semanas después de uno similar en Las Vegas, Nevada.

Uno se pregunta, ¿por qué estos tiroteos se dan en Estados Unidos (EU) con mucha frecuencia, mucho más que en países considerados del primer mundo? ¿Es acaso la sociedad mas violenta? ¿Las profundas tensiones raciales no se han resuelto? ¿No se les da prioridad a los programas de salud mental o no se gasta mucho en ellos?

En un interesante estudio hecho por los periodistas Max Fisher y Josh Keller, se da parte de la respuesta. Ellos alegan que todas las investigaciones concluyen con un mismo resultado: la población es dueña de muchas armas de fuego. Mencionan que los ciudadanos poseen 270 millones de estas, y que de 1966 a 2012 ha resultado en 90 asesinatos en masa. Ningún país posee más de 64 millones de armas. Estados Unidos tiene el 4.4% de la población mundial, pero posee el 42% de las armas.

Igualmente traen a colación un estudio hecho por Adam Lankford de la Universidad de Alabama; este señala que el 31% de estas masacres en masa es de estadounidenses. De todo el mundo, solo Yemen supera a Estados Unidos, cuya población es de 10 millones de habitantes, y ocupa el segundo lugar en la proporción de armas por habitante.

Siguen los periodistas alegando que un residente en Los Ángeles tiene igual probabilidad que uno que vive en Londres de ser asaltado, pero 54 veces más de ser asesinado en el proceso.

Suiza posee 1.7 de proporción de armas de fuego por habitante, y Finlandia 3.4, pero se ha dado un total de 133 masacres en Estados Unidos. Cuando en 1987 ocurrieron asesinatos en Gran Bretaña, y en 1996 en Australia, estos países respondieron con muchas restricciones a la población para poder obtenerlas.

No hay que descartar la poderosa e influyente presión de la National Rifle Association, sobre todo en los congresistas del Partido Republicano, para evitar redactar leyes que protejan más a la población.

Cuando en su gira por el continente asiático se le preguntó al presidente Donald Trump su impresión sobre lo acaecido en Texas, contestó que más que todo era un problema de salud mental.

Como concluyen los periodistas, todo se reduce a cuánto la sociedad civil está dispuesta a aceptar estos asesinatos en masa. Con respecto a Estados Unidos, la respuesta está sobreentendida.

EZRA HOMSANY

El autor es empresario.