En este artículo, me referiré a la conversación que sostuvo un primo mío con un militar estadounidense que viajó a Panamá para apoyar al país en su lucha contra el tráfico de drogas. El militar se quejaba de las telenovelas sobre narcotraficantes, en especial de una basada en la biografía de Pablo Escobar, y argüía que estas servían de ejemplo a un público cada vez más desensibilizado y entusiasta.
Proponía que la educación es el medio más eficaz para combatir este flagelo. Y nos preguntamos: ¿Qué es lo que atrae tanto de esa vida de violencia y crimen?
¿Por qué los programas de televisión y los medios no hacen hincapié, más bien, en el altruismo y la conducta ejemplar?
¿Es más glamoroso el ejemplo que ofrecen los paparazzi sobre las celebridades, al mostrar automóviles veloces, chicas en bikini y un mundo de lujos y de consumismo de estupefacientes?
Dejando de lado la controversia de si el criminal nace o se hace, es innegable la influencia que ejercen los medios de comunicación social, como la televisión, la radio, los videojuegos, el cine, la internet, etc., sobre la niñez y la juventud.
Al respecto, el comisario de la Policía australiana, Andrew Scipione, dijo: “Cómo no va a afectar, si creces como adolescente en una cultura donde se premia el ser violento”.
Los sociólogos y autores Ken Dowler, Thomas Flemming y Stephen Muzzati afirman que a medida que una generación se eleva en la sociedad sus acciones y elecciones se vuelven más dependientes de la cultura y de los medios.
No es que se pierda el sentido de lo que es bueno o malo, sino que hay un desconecte de la reacción emocional y psicológica de que el crimen debe ser horrible e inaceptable. Pero todo esto no importa, se presume, si se va a formar parte de la farándula y de los éxitos materiales y los lujos.
Tal vez, hay que instituir programas de educación en las escuelas y universidades. Hacer hincapié en que no siempre la conducta violenta el consumo y el tráfico de drogas pagan y, si lo hacen, es a un alto costo familiar y humano.
También, habría que hacer una campaña en los medios de comunicación social, como la radio, la televisión, etc., porque muchas veces sus programas no brindan los mejores estereotipos a nuestra juventud. Y habría que transmitirlos solo a altas horas de la noche.
Pero, desgraciadamente, la violencia vende y mientras haya demanda, habrá oferta.
EZRA HOMSANY
30DICIEMBRE 2016